Mundo: Crisis alimentaria y más de 12 millones de desplazados
15/04/2025
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A casi dos años del inicio del conflicto armado entre fuerzas rivales, el país sufre enormes pérdidas humanas y de infraestructuras. Mientras tanto, la gente parece perder la esperanza
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>Ofgair hace silencio cuando escucha la pregunta. Todo se tensa por un momento, apenas se oye el ruido del ventilador, que corta el sopor caldoso del aire de Puerto Sudán. Cuarenta grados que parecen cien. Ofgair ladea la cabeza y dice que mejor no, que prefiere no recordar.>
>No será el primero, ciertamente tampoco el último. Cuando uno intenta saber qué vieron los otros, en Sudán todos se callan. Algunos cierran los ojos. “La guerra está dentro de uno”, dirá Hera, que trabaja con Ofgair. Juntos se dedican a ayudar a otros sudaneses a superar sus traumas, pero no quieren hablar de los propios.>
>Ofgair, ¿podrías contarme cómo fueron esos primeros días de la guerra, en abril del 2023?>
>–Sucedió súbitamente, nadie estaba preparado ni la esperaba. La vida era normal y de un momento a otro estábamos en guerra. Han pasado muchas cosas antes, pero nunca como ahora.>
>¿Por qué creés que comenzó?>
>–Desde mi perspectiva, la guerra llegó porque los sudaneses no nos conocemos entre nosotros. Tal vez después de esto finalmente nos conozcamos.>
>–¿Cómo fueron los primeros días de la guerra?>
>–Estábamos preparándonos para nuestro día por la mañana, esperando a unos invitados, y de pronto escuchamos disparos de armas de fuego alrededor nuestro. Pensamos que duraría una hora y ya, pero continuó y continuó, y entendimos que estaba pasando algo grande.>
>¿Qué hicieron?>
>–Pasamos una semana encerrados en nuestro centro en Jartum, porque no sabíamos cómo era la situación en los alrededores. Una semana después nos cambiamos de barrio, y ahí estuvimos un mes, y luego nos fuimos a otra ciudad, luego a otra y finalmente llegamos a Puerto Sudán. Nos llevó mucho tiempo recuperarnos de lo que vimos.>
>Ofgair hace silencio cuando escucha la pregunta. Sonríe apenas, incómodo, acaso calculando el peso de las cosas, las ventajas de decir, los costos de recordar. Finalmente, responde.>
>–Fue un tiempo muy difícil… Realmente… No queremos recordarlo. Todos en Sudán tienen su propia historia. Si les preguntas, cualquiera te lo podrá contar.>
>Bastará menos de una semana para entender que en Sudán todos quieren olvidar o irse.>
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>Eran los últimos días del Ramadán, el mes sagrado del islam. Los hombres y mujeres de Sudán, mayoritariamente musulmanes, debían pasar las jornadas sin comer ni beber hasta que el sol se escondiera. Era 15 de abril del año 2023, apenas setecientos treinta días atrás. De pronto comenzaron a sonar disparos. No era extraño que surgieran tiroteos de vez en cuando en Jartum, una ciudad habituada a los enfrentamientos aislados y al crimen. Sin embargo, esta vez no paró: a los primeros disparos se sumaron otros, luego comenzaron a escucharse explosiones y el vuelo súbito de los aviones atravesando el cielo de la capital. Ya era tarde para prepararse, así suelen comenzar las guerras, nadie tiene la mochila lista.>
>Durante los primeros meses Jartum se convirtió en una carnicería, luego la mancha de fuego y sangre fue tomando las adyacencias, luego las ciudades más cercanas, Omdurmán, Bahri, Al Jazzera… A los cinco días ya había más de 300 muertos y el 70% de los hospitales de la capital estaban inoperantes. En pocos meses el país estaba dividido en dos: la zona controlada por el gobierno militar (las Fuerzas Armadas Sudanesas, lideradas por el general Abdelfatá al Burhan, presidente de facto de Sudán); y la zona controlada por las Fuerzas de Apoyo Rápido, una fuerza paramilitar bajo el mando de Mohamed Hamdan Dagalo, conocido popularmente como “Hemedti”, que dominan la provincia de Darfur –al oeste del país– y durante muchos meses conquistaron la capital.>
>“Todo sucedió de prisa, y aunque nadie vio venir la escalada furiosa, las pistas estaban ahí.” Entre 1993 y 2019 Sudán fue gobernada por el dictador Omar al-Bashir, que perdió su poder en manos de la revolución democrática sudanesa. Años antes sin embargo, en el 2013, había formado una fuerza armada paralela para combatir intentos separatistas del norte (habida cuenta que en el 2011 un referéndum ya había independizado a Sudán del Sur de Sudán). Esa fuerza paralela fue llamada Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y uno de sus generales era justamente Hemedti. Pero en el 2019 al-Bashir cayó y parecía llegar la democracia al país. Duró poco.>
>En 2021 el ejército –alegando una emergencia económica y social– realizó un golpe de Estado y el comandante al Burhan quedó a cargo del país. Prometió un gobierno de transición que no cumplió, ignoró otras promesas que le hizo a las FAR y el 15 de abril del 2023 estalló la guerra civil entre dos fuerzas armadas que quieren el poder.>
>Fue entonces cuando los videos de las masivas protestas sociales del 2019, esa suerte de primavera sudanesa, fueron reemplazados por los otros videos, los que circulan por chats y redes sociales plagados de restricciones, censuras y gritos ahogados de cualquiera que se los encuentre. Nadie quiere ver eso que está ahí.>
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>Son difíciles los números en la guerra. Para fines de 2024, el Sindicato de Médicos de Sudán estimaba más de 20 mil muertes. La Organización Mundial de la Salud también habla de 20 mil fallecidos comprobables. Son estimaciones bajas. Según Tom Perriello, enviado especial de Estados Unidos a Sudán, la cifra supera las 150 mil muertes. La guerra además generó el mayor desplazamiento forzado de la actualidad a nivel mundial: 12.8 millones de personas debieron huir de sus hogares (de los cuales cerca de 3.8 millones dejaron el país). Hay 24.6 millones de personas con inseguridad alimentaria extrema y un brote de cólera y malaria que afecta a miles. La educación también se detuvo: según Unicef casi 17 millones de niños en Sudán están sin clases y el 90 % de las escuelas permanecen cerradas.>
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>En Puerto Sudán, la base de operaciones improvisada del gobierno, la guerra parece llegar por goteo. A la orilla del Mar Rojo, es el puerto de entrada de insumos y ayuda humanitaria, y allí está el único aeropuerto operativo del país. Son pocos los vuelos que llegan: uno de Ethiopian Airlines por día, uno de Badr –la aerolínea sudanesa– y con intermitencias algunos vuelos desde El Cairo. Después, aviones militares y humanitarios. Por caso, en octubre del 2024 aterrizó el avión de la ONG argentina Solidaire, fundada y dirigida por Enrique Piñeyro, que llevó por aire y por mar ya más de 100 toneladas de donaciones al país.>
>Puerto Sudán es una ciudad extraña: tiene 75 campos de desplazados donde albergan aproximadamente a 100 mil personas. En todos se repite el mismo paisaje: carpas de lona con la insignia de alguna ONG o institución estampada. Sogas que cuelgan de rama en rama para secar la ropa, pisos de tierra, un grifo de agua cada muchos, bolsones y bolsones con ropa, algún adolescente que a la sombra de las acacias le corta el pelo a otro.
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