Poco más de una semana después de haber criticado durante al oficialismo de Boca por la eliminación prematura en el repechaje de la Copa Libertadores, Mauricio Macri volvió a ratificar su preocupación por el presente del club con un palito por elevación para Juan Román Riquelme.
El ex Presidente de la Nación y también del cuadro Xeneize no quiso explayarse sobre la situación que atraviesa el equipo de Fernando Gago, ni tampoco sobre otro temas a nivel país, pero sí sintetizó su sentir con una contundente frase:"Estoy cada vez más triste por lo que pasa en Boca".
En diálogo con Clarín, Macri se mantuvo en la sintonía que en su última declaración a Puro Show, en la que además había agregado que la dirigencia encabezada por Riquelme está tirando por la borda lo hecho durante su gestión. "La verdad que fueron muchos años para poner a Boca en un lugar maravilloso y ahora estamos en el fondo del mar", había manifestado el empresario.
Aunque Boca comenzó un camino de levantada a nivel futbolístico, con varias victorias al hilo y una mejora en el funcionamiento desde el fracaso en la Libertadores, el líder del PRO no cambió su postura y otra vez le tiró con munición pesada al oficialismo.
Ibarra y Pergolini también apuntaron contra Riquelme por el momento de Boca
Andrés Ibarra, compañero de Macri en la fórmula de oposición que cayó ante Riquelme-Ameal en las elecciones presidenciales de Boca, se pronunció en la misma línea en su cuenta de X luego del fracaso copero: "Una noche patética e inadmisible para lo que es la grandeza de Boca. Da bronca y tristeza lo que están haciendo con el club".
En el mismo posteo, el líder de la oposición, que estuvo presente en la Bombonera para ver el partido, resaltó: "Es una falta de respeto a nuestra gloriosa historia. Los hinchas de Boca no merecemos esto".
También, el que no dejó pasar la oportunidad para liquidar a Riquelme una vez más fue Mario Pergolini, quien fuera vicepresidente durante un breve lapso de la conducción de Jorge Amor Ameal y se fue por conflictos internos.
"Los incompetentes en el poder repiten sus errores como un bucle sin fin. Su inseguridad los vuelve mezquinos y déspotas, creando ambientes tóxicos donde culpan a otros por su propia falta de visión. Malos jefes no solo toman malas decisiones, también fabrican malos equipos", sentenció.