El escenario de la comunicación ha variado mucho en los últimos tiempos debido a la rápida proliferación de diversos dispositivos electrónicos, los ha convertido en un elemento sustancial e infalible al momento de relacionarse, recibir información y por supuesto en la educación.
Computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes y otros dispositivos electrónicos ocupan gran parte del tiempo y espacio vital entre los estudiantes universitarios. Pero, ¿cuál es el impacto real de estas tecnologías en la salud ocular? Un proyecto de investigación gestado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) busca responder esta pregunta.
Joaquín Burgos, becario de esa unidad académica, lleva adelante un proyecto de investigación de pregrado que busca caracterizar el Síndrome Visual Informático (SVI) entre los estudiantes de Medicina. Su proyecto nace de una preocupación creciente: el uso prolongado de dispositivos electrónicos y sus posibles consecuencias en la salud visual.
El SVI es definido por la Asociación Americana de Oftalmología (AAO) como un conjunto de síntomas oculares resultantes del empleo continuo de computadoras y teléfonos móviles ya que, al mirar una pantalla, los ojos a menudo tienen que trabajar más y a parpadear menos; como consecuencia, las grandes demandas visuales de la computadora y la pantalla digital predisponen a muchas personas a desarrollar síntomas relacionados con la visión.
El Síndrome Visual Informático no es un tema menor. Según el estudio, casi el 98% de los estudiantes universitarios ya han experimentado síntomas relacionados con el uso excesivo de pantallas. El cansancio ocular y el dolor en los ojos son las manifestaciones más frecuentes, alertando sobre un problema que va mucho más allá de una simple molestia momentánea.
La investigación se focalizará en los estudiantes de tercer año de Medicina. Durante los últimos cuatro meses de este ciclo académico 2024, Burgos realiza un relevamiento que indaga información detallada sobre el uso de dispositivos, tipos de pantallas y la frecuencia de síntomas asociados al SVI.
Lo destacado del estudio es que no solo se enfoca en los problemas visuales directos. El SVI se manifiesta con síntomas oculares (ojo seco, prurito, irritación ocular), síntomas visuales (fatiga ocular, cefalea, visión doble y borrosa) y síntomas posturales (dolor de espalda, hombros y cervicalgia) que pueden afectar la comodidad y el rendimiento del que la padece. Agravan la situación la existencia de problemas con el sistema de enfoque y dificultades con los músculos y movimientos oculares.